Transcripción del video "Narrativas fronterizas: Alisha". [Narrador] "Relatos de la frontera", historias de personas con discapacidad que viven en la frontera Estados Unidos - México. [Audiodescripción] Un escenario de paisajes áridos y ciudades. Allí, una mujer con pelo corto y gafas es entrevistada en remoto sobre un fondo virtual de cactus. Es doblada al español por una actriz de doblaje. [Alisha Vasquez] Mi nombre es Alisha Vásquez. Soy de Tucson, Arizona. Soy Tucsonense de quinta generación. Lo que significa que mi familia ha ocupado estas tierras que han sido históricamente cuidadas por los Tahanates, los Yoemíes y los apaches y mi familia ha estado aquí desde 1880. [Audiodescripción] Un mapa monocromático de Norteamérica se amplía para mostrar una línea fronteriza roja entre Tucson y la vecina Altar. [Alisha] Mi bisabuelo Adolfo Vásquez nació en Altar Sonora que está a unas dos horas al sur de Tucson. La línea que existe entre Estados Unidos y México no existía cuando él nació. [Audiodescripción] Fotografía del muro fronterizo de hierro rojo que atraviesa el desierto. Un cactus alto en primer plano. [Alisha] Básicamente no era la frontera como la entendemos hoy hasta aproximadamente 1994 y empezamos a ver esta fortificación de nuestra frontera sur con México. [Audiodescripción] Una vista aérea de Tucson extendiéndose hacia las áridas montañas. Luego pasa un tranvía frente a un centro de la ciudad. [Alisha] Al igual que la mayoría de las ciudades de su tamaño, Tucson está atravesando este increíble auge de la gentrificación, que está desplazando y poniendo precio a la gente que ha estado aquí. La gente indígena, la gente sin dinero y, por supuesto, los discapacitados entran en esa categoría de desechables. Así que el centro de la ciudad en el que creció mi abuelo y que mi familia ayudó a crear, está pasando por esta inmensa ola de demolición y construcción de nuevo sin los cuerpos marrones y negros que estaban allí. [Audiodescripción] Alisha está sentada en una alfombra jugando con una niña pequeña. [Alisha] En este momento me identifico como una mamá Crip Chicana. Soy la orgullosa madre de una niña de tres años llamada Athena. [Audiodescripción] Alisha en la cocina con Athena. Muletas apoyadas en la encimera. [Alisha] Nací con la pierna izquierda corta y me han operado casi veinte veces para, entre comillas, "corregir" mi pierna corta, por lo que estoy en silla de ruedas y uso muletas desde los cinco años. [Audiodescripción] Alisha está sentada fuera de su pequeña casa de ladrillo tecleando en un portátil a la sombra. [Alisha] Cuando empecé la universidad esto me dio un nuevo par de gafas con las que entender mi vida. Siendo de Tucson, fui la primera persona de mi familia en conseguir una beca en la Universidad de Arizona, donde me sentí como una completa intrusa. Sentirme extraña como persona pobre, sentirme extraña como chicana, sentirme extraña como mujer, todas esas cosas se cruzaron, pero fue aquí donde realmente empecé a verme a través de los ojos de Crip. Y diría que todavía estaba tratando de imitar la mentalidad súper Crip que creo que muchos de nosotros tenemos. Creo que eso fue parte de mi empuje como "Voy a ser un éxito". "Voy a ir a la universidad para salir de la pobreza", "No voy a quejarme porque otras personas lo tienen peor". Creo que eso, para muchas personas discapacitadas, nos estanca en en llevar a cabo y hacer cosas que en realidad acaban perjudicándonos física, espiritual y emocionalmente. [Audiodescripción] Alisha utiliza muletas para caminar junto a su marido mientras Athena pedalea una bicicleta delante. [Alisha] No fue hasta que, yo diría que tenía unos treinta y tres años y realmente quería ser madre, que finalmente dije "Sabes qué, mi cuerpo es diferente", y empecé a honrarlo y empecé a desaprender las nociones capitalistas neoliberales de lo que es el éxito, y empecé a desaprender el ser súper crip. Y eso significó, ya sabes, renunciar a muchas de las identidades que creía que definían quién era yo. [Audiodescripción] Alisha usa muletas para moverse por el centro de Tucson. [Alisha] Cuando quedé embarazada se me hizo más difícil caminar. Definitivamente, físicamente no voy a ser nunca lo que era hace cuatro años, pero tampoco echo de menos no querer ser eso nunca más. Y así desaprender esos mecanismos de afrontamiento que creo que muchas mujeres, especialmente las mexicano-americanas, mantienen para poder sobrevivir. Son mecanismos de supervivencia que mi madre me dio, pero desde la perspectiva de una persona sin discapacidad, así que desaprenderlos como madre chicana crip, me ha llevado al punto en el que puedo entender por qué soy como soy, por qué la sociedad es como es, pero también me ha dado el conocimiento y el poder de ser muy fiel a mí misma y eso ha sido, creo, la experiencia más liberadora de mi vida. [Audiodescripción] Flores de papel cuelgan de un techo de paja tradicional. Luego, Alisha recorre una exposición del museo. [Alisha] Entonces, el museo de Herencia e Historia México-Americana fue fundado en marzo de 2019 y yo fui nombrada codirectora en febrero de 2022, y espero aportar mi experiencia como educadora de secundaria, preparatoria y universidad, así como de activista comunitaria que honra mucho la historia del lugar, la herencia del lugar y la cultura del lugar. Quiero crear un momento en el que la gente pueda desaprender todas las narrativas coloniales, todas las metanarrativas con las que nos han alimentado, para entender que ellos mismos no tienen que creer lo que les dicen los medios de comunicación, lo que les dicen los políticos e incluso lo que les dicen sus familiares. Creo que ese es mi papel como educadora, crear estos espacios en los que la gente pueda hablar y pensar un poco más críticamente sobre lo que es la frontera. [Audiodescripción] Alisha se sienta sonriendo. Su barbilla descansa sobre sus muletas. Al fondo, una vista panorámica de la soleada Tucson. [Narrador] Relatos de la frontera, producido por Arizona Disability Law Center y Rooted in Rights. Financiado por Borealis Philanthropy. FIN DE LA TRANSCRIPCIÓN